domingo, 17 de enero de 2010

CONOCIMIENTO DIRECTO Y CONOCIMIENTO POR REFERENCIA



"¿Hasta dónde conocemos nuestras realidades?"


Denisse Illescas Alducin, Universidad IVES, "Instituto Veracruzano de Educación Superior", Xalapa, Ver., México.

“La percepción (realidades) y el saber, son cosas distintas; el saber no radica en las impresiones, sino en el razonamiento que nos permite alcanzar al ser y a la verdad”Platón .Hemos deducido por experiencia que conocemos las cosas que vemos o que aprendemos pero no tenemos la certeza de muchos conocimientos que creemos tener. Desde pequeños nos dicen que la manzana es una manzana, la mesa es una mesa y dado que jamás hemos puesto en duda tales afirmaciones, no nos hemos preguntado su ¿Por qué? No lo sabemos, solo así se nombran y así lo aprendemos y se convierte en un conocimiento directo porque vemos, palpamos, probamos y reconocemos su sabor, su aroma, su descripción y su color, tenemos pues un conocimiento que nos ha dado la experiencia y por ello mismo no debemos darlo como verdadero. Descartes, en su “Principa Philosophiæ” nos da las pautas para poner en duda todo aquello que se nos presente a nuestra mente[1]. Con la más mínima sospecha de su verdad, propone él “dudar de todo lo que no se nos presente clara y distintamente”, es decir, dar por falso todo aquello que nos despierte la menor duda de ser verdadero[2].Para esto Descartes propone el uso de la duda metódica como “método de conocimiento o de certeza de verdad”. En el caso de la manzana, el conocimiento por referencia sería que no tenemos la certeza de donde fue cultivada, cómo fue transportada hasta donde la adquirimos, y en qué condiciones se desarrolló, pues no hemos sido testigos de todo este procedimiento, de la misma manera sucede con tantos acontecimientos de nuestra vida que pasamos por alto y no les damos importancia. Para darnos cuenta qué tantos conocimientos directos tenemos y como los utilizamos, Platón nos dice que todas aquellas cosas que percibimos no son más que copias de las ideas y que nuestra experiencia es quien descubre dichas copias. Platón hace mención al “nombre” como el contenedor de la esencia de las cosas, es decir, conocemos el nombre de algo y por tanto su esencia[3]. A veces nos basamos en un tema del que no conocemos por completo y cometemos errores y nos causa una problemática al no poder comprobar la veracidad de lo que estamos afirmando. Respecto a esto, Platón en su dialogo “Teeteto” se pregunta por el saber, es decir, qué es el saber o qué es aquello que creemos saber, si bien jamás logra establecer una definición propia para el saber [4].Un ejemplo de esto, podemos decir, que ese perro negro que tiene una mancha en el cuello se llama firulais, porque a Juan se le perdió un perro con esas características y definitivamente es firulais, pero no sabemos cuántos perros con esa característica puede haber en la calle, pues no se ha dado una descripción más detallada, como la raza, si es pequeño o grande, si tiene un collar que lo distinga, es decir, no poseemos una verdad absoluta de la “cosa” (en este caso, el perro) y esto nos llevaría a cometer un error[5] puesto que si, precipitándonos, lo tomamos y se lo llevamos a Juan, probablemente él reconozca que no se trata de firulais.Pueden suscitarse muchos ejemplos acerca del conocimiento por referencia, porque es simplemente algo que no nos consta, que no hemos comprobado y por lo tanto no lo podemos definir como tal, y, el seguir abundando, sería ahondar demasiado en el tema y, al mismo tiempo, al tratar de definirlo mediante más ejemplos, simplemente nos llevaría a hacer confusa una definición clara.Desde luego que sería muy bueno comprobar toda la información que llega hasta nosotros, tener la certeza de que lo que sabemos por referencia se puede convertir en conocimiento directo, pero es imposible, pues muchos conocimientos son de situaciones que no fueron de nuestra época y por lógica y a falta de una máquina del tiempo que nos remontara a ese momento, es imposible saber la realidad y no nos resta más que quedarnos simplemente con lo que escuchamos, leemos o vemos en la televisión, es decir, todo aquello que se nos presentó y para lo cual jamás tuvimos la oportunidad de poner en tela de juicio. No nos queda más que decidir si lo creemos o no; probablemente escucharemos posturas a favor o en contra de personas que probablemente sí lo vivieron pero aún así siguen siendo referencias que aunque nos leamos todos los libros de historias sobre el tema, nunca tendremos la total certeza acerca de la realidad. Tendremos que continuar y seguir obteniendo información que nos haga dudar. ¿Existirá el "chupa cabras"? Creo que nunca sabremos qué sucedió en realidad con dicho fenómeno: los medios de comunicación nos dan algunos detalles al respecto, pero incluso ellos lo manejan como conocimiento por referencia, pues tampoco han sido testigos de dichos acontecimientos.Sin embargo, si ayer me caí y me raspé la rodilla, sé que fue real, porque lo sentí, me dolió, me salió sangre y ahí está la cicatriz de lo que sucedió; pero si otra persona me pregunta qué me ocurrió y yo le digo que al caminar por la calle un auto me golpeó y me hizo ese raspón, le estoy dando una información falsa. Aún así, esta persona está recibiendo un conocimiento por referencia de mi parte y ella misma le dirá a otra persona lo que me ocurrió según le dije, y así sucesivamente, cambiando la información de lo que realmente me ocurrió. A pesar de que esta persona no me haya creído, supondrá: “pues probablemente sí o probablemente solo se cayó y se raspó”; aún así, seguirá siendo incierto su conocimiento y nunca sabrá con seguridad lo que me ocurrió.


[1] Descartes lo refiere como “alma”


[2] René Descartes, “Los principios de la filosofía”, Alianza editorial, 1995, pág. 21, 22, 23, 24 y 25.


[3] Platón Diálogos “Cratilo”


[4] F. M. Cornford, La teoría platónica del conocimiento. Buenos Aires, 1968 Pág. 17


[5] Patón, en el Teeteto, nos pone el ejemplo de una pajarera llena de aves que uno posee una vez que ya las hemos introducido ahí, pero que no las tiene hasta que las apresa de nuevo. Esto representa a la mente que está vacía cuando somos niños y se va llenando con los saberes y experiencias que vamos adquiriendo, pero al querer agarrar uno que tenemos en la mente sin tenerlo inmediatamente presente, podemos caer en el error y atrapar un saber distinto.